De bellota, de cebo, ibérico, pata negra… Son muchas las denominaciones que se le asignan a un jamón, y es fácil perderse y no acabar de entender por qué una pieza se considera más buena que otra, o cuál es la diferencia entre un nombre y otro.
Un jamón se denomina según dos parámetros: la pureza de la raza del cerdo y la alimentación que se le ha dado. Desde el año pasado, el ministerio de Agricultura decretó las categorías por las que nombramos a cada tipo de jamón.
Así, según la alimentación y manejo del animal encontramos 3 tipos de jamón:
- De Bellota: cuando el cerdo ha sido criado en libertad y alimentado exclusivamente del campo (bellota, hierba y recursos naturales de la dehesa).
- De Cebo de Campo: se trata de un animal que también ha sido criado en el campo, aunque su alimentación puede incluir pienso.
- De Cebo: La diferencia con el anterior es que el cerdo ya no vive en libertad sino en granjas, donde se alimenta básicamente de piensos.
Y según la pureza de la raza, el jamón puede ser:
- 100% Ibérico: procedente de animales 100% de raza Ibérica.
- Ibérico: procede de animales con un 50% o 75% de pureza.
Y para hacerlo más fácil para el consumidor, cada jamón lleva asignada una etiqueta de color que indica exactamente en qué categoría cae:
- Etiqueta negra: El que llamamos pata negra, de raza totalmente pura y alimentación natural y engorde con bellota.
- Etiqueta roja: La cría y alimentación es similar a la del de pata negra, pero no es 100% puro.
- Etiqueta verde: No es 100% puro (la etiqueta indica el porcentaje), y en su alimentación se han incluido piensos.
- Etiqueta blanca: Cerdos no puros, criados en granjas y alimentados con piensos compuestos.